Una metáfora gallardoniana para una ciudad llamada #CaosTelesfórico

SERAquí os dejo mi columna de opinión que se ha emitido, como cada Martes y Viernes, en Radio Granada Cadena SER a las 8:50 horas:

La pasada semana vivimos el único corolario imaginable a la carrera política de un Ministro metido en jardines selváticos mucho más grandes y frondosos que él. Era la crónica de una muerte anunciada: pagado de sí mismo, pensó que podía transformar la disciplina que dirigía y personalizarla en torno a su propia figura, sin importar cuántos damnificados dejara en la cuneta y cuánto trastorno y dolor produjera a su alrededor.
Por eso, llegó un momento en el que ya no querían caminar a su lado ni propios ni extraños, que todos los profesionales relacionados con su disciplina eran unánimes en señalar al culpable y a todos los males que había producido, que ya no podía resolver la propia situación causada por él mismo, que su colapso director era tal que sólo su salida podría abrir la puerta a la esperanza de una lejana salida.
Por todo ello se vio obligado a dimitir Gallardón. Espero que alguien haya entendido a dónde pretendo llegar con esta reflexión en voz alta en una ciudad antes llamada Granada pero a la que yo me empeño últimamente en rebautizar como ‪#‎CaosTelesfórico‬. No sé yo si alguna Concejala de éste nuestro Ayuntamiento habrá entendido la metáfora del político atrapado en un callejón sin salida posible.

Un centro urbano con o sin alma

SERAquí os dejo mi opinión que esta mañana se ha emitido en Radio Granada Cadena SER, a las 8:50 horas, como cada Martes y Viernes:

Parte vital del alma de una ciudad es su casco histórico. Y pilar esencial de que ese centro urbano sea real, vivo y palpitante y no acabe convirtiéndose en un mero parque temático es que siga siendo un enclave comercial que insufle realismo y autenticidad a unas zonas que normalmente responden a unos parámetros un tanto extraños de ocupación ciudadana.
La reforma legislativa que se avecina y que va a suponer el fin de las rentas antiguas para los locales comerciales del centro de Granada es un ataque sin paliativos y con mala leche al pequeño comercio de nuestra ciudad, imagen distintiva de nosotros mismos y pilar de nuestra, por desgracia, microeconomía de subsistencia sobre la que gravitamos todos en una ciudad apática también en lo económico como en tantas otras cosas.
No podemos permitir que los establecimientos comerciales del centro de nuestra ciudad sean tragados por la tierra por culpa de una reforma que sólo puede beneficiar tangencialmente a los propietarios y directamente a las grandes superficies comerciales, esos monstruos del consumismo que con sus fauces abiertas de par en par y sus domingos y festivos de apertura bélica están asesinando lo que es nuestro, lo que nos representa y lo que realmente es reflejo de nosotros mismos. Hay que hacer algo ya. Junta, Ayuntamiento o a quien corresponda, o nos ponemos manos a la obra o el centro de Granada será un páramo de persianas bajadas y calles desangeladas y sin alma.

Entre «Boyhood» y Pedro Sánchez

SERAquí os dejo mi columna de opinión que se ha emitido esta mañana, como cada Martes y Viernes, a las 8:50 horas, en Radio Granada Cadena SER:

Venía esta mañana a hablarles de cosas locales, como debe ser, pero dos temas de trascendencia extralocal me han atropellado con la urgencia de presentar otra cara más amable para una columna de opinión de viernes.
Decía el maestro José Ignacio Lapido en su personal e inolvidable Pregón de las Fiestas del Zaidín la pasada semana una verdad incontestable: que Granada es una ciudad muy proclive al canibalismo. Nada nos gusta más como deporte que devorarnos a nosotros y a nuestras cosas. Y abandonarnos dejándonos morir.
Devorados por ese canibalismo confeso, los cines en esta ciudad han sido pasto de la desidia. Cerradas casi todas las ventanas posibles que trajeran aire innovador y fresco sin olor a palomitas, pocos rincones y recursos nos quedan. Y me da pena, y una dosis certera de vergüenza, que el gran estreno llamado a cambiar el ciclo del cine de verdad que es “Boyhood” de Richard Linklater haya encontrado una sola sala donde proyectarse en Granada, y con suerte.
Deben ver “Boyhood” porque no es una película sobre la vida normal, es la misma vida filmada tal cual. Imprescindible.
El otro tema no local que me ha arrollado es la intervención de Pedro Sánchez en Sálvame, acierto de cercanía a todos los votantes para algunos; craso error populista para otros. Es audaz y quizás demasiado arriesgada la jugada, pero me resulta curioso que se haga más sangre desde dentro que desde fuera de los suyos. Ya se sabe que nunca hubo enemigo tan poderoso como los propios tuyos.

Sinrazones telesforianas o un bus rodando por mitad de una acera

SERAquí os dejo mi columna de opinión de esta mañana que, como todos los Martes y Viernes, se emite en Radio Granada Cadena SER a las 8:50 horas:

Aquí ando de vuelta. Tenía como buen propósito de curso nuevo buscar, al menos para esta primera intervención, un tema que generase simpatía y buenas vibraciones. Comenzar una nueva etapa con el listón del optimismo al nivel celestial. Y tenía muy claro que ese era mi objetivo: hasta que el destino me deparó un viaje en la línea C4.
El reino de Telesfora se desparrama por todos los rincones de nuestras vidas y nos arrasa como un huracán descontrolado. Mal empezaba la aventura: resulta que el susodicho bus inicia su itinerario en la mismísima Plaza Isabel la Católica. No sé, fijar como punto de partida y destino de una línea la espalda del monumento más simbólico y representativo de nuestro centro histórico ya me resultó un poco sospechoso. Un espacio que proclama por definición a gritos su peatonalidad.
Pero lo mejor estaba por llegar: descubro que allí también confluye el punto de partida del C3, un bus que sube ni más ni menos que la Alhambra. La cosa comenzaba ya a preocuparme.
Pero el toque de maestra pastelera del disparate de nuestra querida Telesfora, la guinda del pastel, estaba por llegar: ambos autobuses acceden a la Plaza Isabel la Católica atravesando por mitad de la acera la Plaza del Poeta Luis Rosales. Sí, esa en la que ustedes se sentaban a veces, esa peatonalísima desde hace muchos años. La atraviesan por mitad, ruedan por mitad de la acera, salvan el desnivel de la acera hasta la calzada, y cumplen su misión.
Así no hay manera de comenzar un curso con aires positivos. Cuando ves un autobús urbano rodando por mitad de una céntrica acera la mala leche te rebosa por los poros de la piel.