«En la cama» de Matías Bize funcionó hasta que la versionó Medem para darle impulso vital

En la camaEl estilo reconocido y reconocible del chileno Matías Bize está presente en todos y cada uno de los planos de este bello y atrevido film, rodado exclusivamente en la habitación de un motel y con solo dos actores, sus cuerpos y su palabra.
 
El film comienza con el sexo entre sus dos únicos protagonistas, quizás para dejar atrás esa excusa argumental cuanto antes y centrarse en el conocimiento paulatino de los personajes a través de sus constantes diálogos (marca de la casa de Bize, junto con sus primerísimos planos), que es la esencia misma del film chileno.
 
Se mienten, se sinceran, se enfadan, se reconcilian, afrontan problemas presentes y, sobre todo, escarban en los del pasado de cada uno de sus dos protagonistas. Casi en tiempo real. Dos perfectos desconocidos que dejan de serlo en 80 minutos.
 
También tiene defectos, como ocurre con todas las obras de Bize: sus momentos musicales, a veces forzados e innecesarios, así como sus diálogos, bastante menos profundos de lo que aparentan ser. Pero el film destila honradez y fidelidad a una forma única de hacer cine, la de Matías Bize.
 
Pero el gran defecto de la cinta no es culpa de la misma ni habita en su escaso metraje: su gran pero es haberla visto después de disfrutar de su remake libre en esa preciosa y diminuta obra maestra de Julio Medem llamada “Habitación en Roma (“Room in Rome”), que mejora y da sopa con ondas al original tanto en su caligrafía visual como en su contenido, mucho más intenso y apasionante en el caso del film de Medem.

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