Nadie da más por menos. Álex Sereno sublima su personal estilo haciendo de la carencia virtud en la magistral «Folie à Famille», portentoso retrato de una familia disfuncional

Lo más complejo en un cineasta es desarrollar un estilo propio, un sello personal e intransferible que haga reconocer su autoría al primer vistazo de un plano de sus películas. A pesar de su exultante juventud, el andaluz Álex Sereno lo ha logrado con cualidades notables en “Siempre es otoño” o “Violeta y los días grises”, que pasa a ser sobresaliente en la película cumbre de su aún corta filmografía, donde sublima todas sus características temáticas, narrativas y estéticas, la brillantísima “Folie à Famille”.

Haciendo de la necesidad virtud y de la falta de presupuesto y medios un cauce perfecto para desarrollar un drama familiar que va de menos a más y que subyuga al espectador, los peculiares y siempre reconocibles diálogos de los personajes del cine de Álex Sereno, su sorprendente mano izquierda para los castings y su frescura y espontaneidad casi rayando la Nouvelle Vague, todo lo que sus dos películas anteriores apuntaban dan en la diana en “Folie à Famille”, lo que sería una gratísima sorpresa en cualquier director joven pero que se veía venir ante la capacidad omnímoda de Sereno.

Especialmente llamativa su capacidad para seleccionar su elenco actoral, donde destacan 3 nombres que brillan con luz propia: sobre todo, la gran sorpresa que me ha dejado boquiabierto llamada Araceli Hurtado, simplemente apabullante; la madurez soberbia de la gran Trini Alabanda y la solvencia descarada de María Giménez. Sobre ellas tres pivota una película interesantísima, muy notable en su modestia y en su carencia de medios, un pequeño gran milagro en equilibrio.

Estamos ante la narración de una familia mal avenida, en la que el padre era un escritor relativamente famoso que murió, la madre vive desquiciada y erráticamente desde entonces, los dos hijos y una hija habida de aquel matrimonio sobreviven a nivel personal y profesional con más pena que gloria y todo estalla por las costuras alrededor de una comida familiar bastante disfuncional, como lo es dicho núcleo familiar.

El guión del propio director andaluz es magnífico, dosificando la historia, que siempre va de menos a más, así como la dirección de fotografía portentosa de Celia Kiedis, que realmente acaba resultando apasionante. Sin duda, nadie da más por menos.

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