![La redada](https://sergioberbelleyva.wordpress.com/wp-content/uploads/2018/11/la-redada.jpg?w=640)
“La redada”, de la directora francesa Roselyne Bosch, es una película necesaria de ver en estos momentos históricos en los que el fascismo ha retornado a nuestras vidas con fuerza y como una seria amenaza de quedarse entre nosotros de forma permanente. Francia ajusta cuentas con su pasado más vergonzante (qué suerte tienen, porque aquí caminamos el sendero contrario) y nos muestra una feroz autocrítica a la criminal Francia colaboracionista del Mariscal Pétain, dispuesto en todo momento a agradar a los invasores nazis.
Es obvio que la película dista mucho de ser una obra maestra, que está a años luz de las palabras definitivas sobre el tema pronunciadas por “La lista de Schindler” de Steven Spielberg, “El pianista” de Roman Polanski o “El hijo de Saul” de László Nemes, pero es oportuna, rigurosa, nada tramposa, sutil y necesaria.
Nos narra, a través de la historia de una familia judía, sus vecinos, un médico y una enfermera el triste designio en el Verano de 1942 de los judíos parisinos, encerrados inicialmente sin comida ni agua en un velódromo, para ser trasladados con posterioridad a un campo de concentración francés, escala previa a su definitiva deportación a Auschwitz para su exterminio.
Sin cargar las tintas, de forma sutil, con la violencia casi siempre fuera de campo, la película trata de contarlo de una forma suave, aunque eso le haga perder enteros porque, narrar una atrocidad inhumana así, requiere de mucho coraje para poner delante de la cámara el horror en toda su magnitud, cosa que escatima esta bienintencionada cinta.
Bien interpretada, acertadamente fotografiada, no es un producto sobresaliente pero sí correcto y necesario en un país en el que se siente ahora más que nunca la presión del fascismo por hacerse con el poder.
Como curiosidad cinematográfica, decir que como actriz muy secundaria, aparece en apenas unas cuantas escenas una casi ni adolescente aún Adèle Exarchopoulos, una desconocida en esta cinta de 2010, antes de enamorar perdidamente a la humanidad entera para siempre y de paso cambiar la historia del cine protagonizando “La vida de Adèle” de Abdellatif Kechiche, una de las más grandes películas jamás rodadas.