Lo mejor que le puede pasar a un cinéfilo es que Woody Allen se ponga trascendente y filosofe sobre el ser humano y el crimen con aliento existencialista: «Irrational man»

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“Irrational man” es una muy buena película. Es más, tiene ratos francamente magistrales, como no podría ser de otra manera viniendo firmada de quien viene. “Irrational man” es otra entrega de esa larga y necesaria saga anual (abruptamente rota por la sinrazón de la caza de brujas y la dictadura de lo políticamente correcto que nos asfixia hasta la náusea) para regusto del cinéfilo llamada Woody Allen. “Irrational man” solo tiene un problema, un único defecto quizás no menor: ya ha sido contada anteriormente por el propio Woody Allen en “Delitos y faltas”, “Match Point” o “El sueño de Cassandra”.

 

Esa historia del crimen perfecto como redención de la abrumadora e insoportable pesadez del existencialismo, de la culpa, el castigo, la náusea de Camus, el hastío de una vida que da mucho menos de lo que promete, la lucidez del nihilismo, el que ya no haya nada que pueda darte algo interesante, la apatía del éxito y las mieles falsa que acarrea… Todo mezcla muy bien si el barman es Woody Allen, y así es en esta cinta, pero… ya lo había contado el gran genio de Nueva York antes, y a veces mejor, y otras muchísimo mejor. Pero siempre me apasiona que lo cuente, aunque sea una y otra vez.

 

Porque, cuando Woody Allen abandona la comedia y decide ponerse serio y reflexionar sobre la condición humana, es cuando más me apasiona, cuando más me engancha, cuando me marca. Y sus mejores películas, para mí, son buena parte de sus dramas de aliento imbricado en el existencialismo y en Ingmar Bergman.

 

Es cierto que, tras un bloqueo de calidad sufrido durante unos años, el propio Ícaro Allen ha resurgido de sus cenizas con destellos de auténtica calidad indiscutible e insuperable (digan lo que quieran decir sus detractores) tras hacer la obra maestra de su vida, “Match Point”: “El sueño de Cassandra”, “Blue Jasmine”, “Café Society”, “Midnight in Paris”… films que han rescatado buena parte de su genialidad y lo han reconciliado con su público más fiel e incorruptible, entre los que tengo el honor de encontrarme yo, cuando está de moda y cuando no, cuando se exhibía como símbolo de intelectualidad o ahora que parece querer esconderse debajo de la alfombra porque ya no toca.

 

Esta peli es muy buena, buenísima, a ratos cum laude, una sabia reflexión sobre la locura, la intelectualidad, el romanticismo como pose, el vacío existencial, el crimen y el castigo… pero cuando uno ha hecho su gran obra maestra y una de las diez mejores películas de la historia del cine sobre este mismo tema (me estoy refiriendo, por supuesto, a “Match Point”, piedra angular del cine de nuestro siglo), volver sobre lo mismo ya solo es sinónimo de transigir y bajar el listón, a pesar de que sigue quedando bien alto.

 

Esta historia del profesor de filosofía aburrido de sí mismo y totalmente vacío por dentro, que encuentra abruptamente su razón de ser en el crimen más grave que un ser humano puede cometer, es mucho más profunda de lo que pueda parecer a simple vista, y despliega ante nuestros atentos ojos un drama psicológico existencialista de primer nivel.

 

Para ello, Woody Allen cuenta con un actor (Joaquin Phoenix) y, sobre todo, una ACTRIZ (Emma Stone) en estado de gracia. Ciertamente, lo de Emma no es de este mundo, porque es capaz de bordar todo lo que afronta, hasta la excelencia absoluta, sea comedia, musical o drama, como en este caso. Está espléndida haciendo de esa universitaria con intereses intelectuales que se enamora del profe atormentado, especialmente de su propio tormento. Bella, perfecta, inteligente, justa. Emma no es de este mundo.

 

Se ha puesto de moda criticar el último cine de Woody Allen porque ya no es como el de antes, pero ya quisieran el 97% de los cineastas actuales tener en su mejor film el mismo nivel de guión que derrocha Allen en algunos tan criticados.

«Irrational man», sabia reflexión del gran Woody Allen que solo adolece de haber sido contada mejor antes por él mismo

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“Irrational man” es una muy buena película. “Irrational man” es otra entrega de esa larga y necesaria saga anual para regusto del cinéfilo llamada Woody Allen. “Irrational man” solo tiene un problema, un único defecto quizás no menor: ya ha sido contada anteriormente por el propio Woody Allen en “Delitos y faltas”, “Match Point” o “El sueño de Cassandra”.
 

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En «Café Society» resucita por la puerta grande todo lo que hace inolvidable a Woody Allen en una comedia dramática sencillamente perfecta

cafe-societyAdoro a Woody Allen. Si no existiese, hubiera habido que inventarlo. Es colosal, un genio imperecedero. Por eso cuando, entre los vaivenes e irregularidades propios de quien firma un film al año sin descanso, nos deja una obra maestra, mi corazón estalla de la amarga felicidad romántica que derrocha “Café Society”.
 
Sencillamente maravillosa. Mágica. Una comedia dramática o quizás más bien un drama cómico. Es cierto que Allen venía atravesando un bache importante en su filmografía desde que viajaba por Europa “a portes pagados”, pero con “Irrational Man” y, sobre todo y muy especialmente con “Café Society”, hemos recuperado al mejor Woody Allen.
 
“Café Society” es una maravilla a la altura de “Manhattan” o “Poderosa Afrodita”. Nadie hace comedias dramáticas románticas como el genio de New York. Nadie es capaz de helarte una sonrisa con un golpe dramático de guión. Nadie tiene la capacidad de Allen para conmover, ni para crear diálogos maravillosos que cuestionan el ideal romántico preconcebido.
 
Pero en “Café Society” el genio va mucho más allá: ya no solo nos deja un guión de los grandes, es también una dirección portentosa y una de las mejores direcciones de fotografía de la historia del cine (los colorines y dorados de Vittorio Storaro solo embelesan y enamoran por derroche de «calidad cálida»). Y, sobre todo, es la creación de nuevo de una mujer que encandile y enamore a toda una generación, especialidad de la casa de Allen, y que ha vuelto a hacer con Kristen Stewart, un mito ya para siempre.
 
En fin, que “Café Society” es perfecta, porque es fruto del mejor Allen, del Woody más en forma posible. Hasta el año que viene, maestro.