«El silencio de otros» de Almudena Carracedo y Robert Bahar constata que el franquismo, desde que venció hasta hoy, sigue dictando lo que debemos hacer, pensar y recordar

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Viendo “El silencio de otros”, Goya al Mejor Documental de 2019, producido por Pedro Almodóvar y dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar, solo rondaba mi cabeza una única idea: ojalá lo estén viendo todos aquellos que insisten en evitar la memoria histórica, en forzarnos a olvidar, en exigir que no se cierren heridas, en imponernos (como siempre) su visión monolítica, en tratar de explicarnos la historia a su manera funambulista y equilibrista.
 
Porque, de todo el periplo judicial de persecución de los crímenes franquistas a través de la justicia argetina dado que aquí no la hay (una carrera de obstáculos porque este país y su ¿justicia? no quieren hacer justicia porque todavía sienten como propio el régimen anterior), lo que más molesta de la película es constatar lo chapucero de la Transición, que nos han vendido siempre como un modelo observado y exportado cuando lo que nos estaban vendiendo era la moto: los países latinoamericanos han sabido hacer mejores y más serias transiciones, donde todos han cedido y no como aquí, que solo cedieron unos a cambio de mantener todos los privilegios de los otros.
 
Porque la cinta, más que plagada de datos y momentos judiciales, está fraguada a base de sensaciones, testimonios y lágrimas. Y una ira confesable y confesada contra la esperpéntica Ley de Amnistía, que al fin es insultada de manera justa y necesaria en público. Ya iba siendo hora.
 
El pacto del silencio fue vergonzoso, y todos los partidos tragaron, y todos los partidos son culpables de ello. “El silencio de otros” es muy valiente señalándolos como culpables de todo lo no resuelto, lo cerrado en falso, lo que sigue vivo y, justo en estos momentos, con más fuerza que nunca: el franquismo.
 
Las calles plagadas de rótulos con denominaciones franquistas, las cunetas sembradas de cadáveres que nos exigen que olvidemos, las tapias de los cementerios aún con esquirlas de las balas con las que se fusilaba a los rojos, las fosas comunes aún por abrir, los niños robados a sus legítimas madres solteras todavía por encontrar, las estatuas que homenajean a los represaliados tiroteadas por los fascistas locales… Ésta no es una España en blanco y negro, sino la de 2019 que refleja este modélico documental.
 
Ganaron la guerra, gobernaron durante 40 años en forma de dictadura y lo siguen haciendo disfrazando de democracia un régimen que sigue tratando de forma desigual a unos y otros.
“El silencio de otros” es tan necesario como perturbador.