«Lo imposible» de JA Bayona o «la familia que nada unida permanece unida»

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No me gustó nada de nada en el cine, a pesar de su producción carísima y su perfección técnica, que la tiene. Cinco años después, he querido darle una segunda oportunidad, por si aquel fue un mal día y la cosa no era tan intragable. Esta tarde me pareció aún peor que entonces, aún más lamentable.
 

Quién es el guapo de ponerle peros al alarde técnico, visual y de producción de la cinta. Eso es indiscutible. Es una superproducción con mayúsculas de nuestro cine, pero… es parapléjica porque le faltan las dos piernas vitales para sostenerse en pie:
 
1.- Tener algo que contar. Algo que no esté enterrado en toneladas de azúcar. Algo que no sea diabético por definición. El guión es muy fácil de resumir, vamos, en una sola línea: La familia que nada unida permanecerá unida. Por mucho que los créditos te insistan hasta por tres veces en que se trata de una historia real, me da que la susodicha historia real se parece al guión final de esta producción más o menos como yo a la Madre Teresa de Calcuta. Todo es puro almíbar, puro pastel, puro canto a la bondad sin condiciones del ser humano y a la familia por encima de todo y de todos. Y todos se van salvando en pareados, como las unifamiliares… En fin, que no se lo traga ni el alma más cándida del planeta Tierra.
 
2.- Tener personalidad propia para contarlo. Bayona dirigió el film bajo los efectos de una gravísima sobredosis del peor Spielberg facilón (no de ese dios del cine cuando se toma en serio a sí mismo como en “El color púrpura”, “La lista de Schindler”, “Munich”, “Atrápame si puedes”…). Los mismos planos, los mismos contraluces, los mismos golpes musicales facilones de efecto… Todo calcado del Spielberg más palomitero.
 
Conclusión: seguro que ya la has visto y esta advertencia no tiene ya fin alguno. Si aún no lo has hecho, huye si te gusta el cine serio y adulto como alma que lleva el diablo.

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