Archivo de la etiqueta: Julieta
«Las hijas de Abril» de Michel Franco, poca película para la altura interpretativa de Emma Suárez
«Un monstruo viene a verme» de Bayona, demasiado infantil para adultos, demasiado adulta para niños, jamás apta para diabéticos
Mis últimas palabras de 2016 son mi lista cinéfila de la cosecha 2016
Llegados a este punto, todo el mundo hace sus recopilaciones sobre lo acaecido en 2016: las hay personales, profesionales, mezclando ambas facetas (esas son las más peligrosas)… yo la haré sobre lo único sobre lo que puedo hablar porque quizás sea lo único sobre lo que sé algo que sea digno de escribir y, por tanto, de leer. Mi 2016 cinéfilamente hablando y, por supuesto, como todo hijo de vecino al que le apasiona el cine, también haré mi lista de films del 1 al 10, para que de ella quede constancia por escrito y de la que se puede discrepar públicamente con permiso de éste, su autor:
Mi único resumen de 2016 sobre la única cosa que me sigue motivando y emocionando
Un dios cinéfilo evito que «El olivo» de Icíar Bollaín, con sus diálogos del todo a cien progre, nos representara en los Oscars
«Julieta» de Almodóvar o el triunfo por éxtasis de la caligrafía visual más virtuosa del planeta
“Julieta” es la consagración definitiva de Almodóvar. Su última palabra. Su punto y final maestro. Lo más difícil y meritorio en cualquier tipo de artista es tener un estilo propio, único y reconocible. Él es un genio, un puñetero maestro de lo visual, y por eso se permite derrochar su poderío creativo a manos llenas, atiborrarnos de planos propios firmados por él y reconocibles a leguas que se marcan de forma indeleble en nuestra pupila.
Nadie tiene una caligrafía visual tan prodigiosa como Almodóvar en todo el planeta Tierra. Nadie te hace paladear lo que ves con tal intensidad. Nadie tiene su propia letra, reconocible plano a plano.
La historia, esa maravillosa vuelta de tuerca al melodrama (amo profundamente al Almodóvar dramático, no encajo tan bien al cómico) a través de la historia de una madre sin hija y una hija sin madre, es de las que impactan y te calan hasta los huesos, y te dejan suspirando con los créditos finales, porque el alma te pide más y más, hasta la catarsis total.
Sin giros dramáticos de guión, esta vez el drama es seco y directo, desgarrado, fatalista, sin concesión alguna a la galería.
Pero la historia, esa inolvidable y maravillosa historia cargada de simbolismos trágicos, es lo de menos, aunque duela decirlo. Lo de más es saborear el caviar del cine de Almodóvar. Observar y analizar la belleza sublime de cada plano, de cada gesto, de cada lento y retenido movimiento de cámara marca de la casa, de esa casa de ensueño para el bueno cinéfilo.
Nadie en nuestro tiempo cuida la perfección formal como él. Por eso es un maestro absoluto. Por eso es un puñetero genio.